Fernando Álvarez de Toledo, El Duque de Alba

Fernando Álvarez de Toledo, El Duque de Alba. Uno de los mejores generales de la historia y posiblemente el general español más afamado. El Duque de Alba fue el brazo ejecutor de los deseos de Carlos I y Felipe II en materia militar, cumpliendo siempre con su cometido de manera brillante para los intereses del Imperio. Tan valorado por sus compatriotas como temido por sus enemigos, el Duque de Alba labró su fama en una gran serie de campañas militares a lo largo y ancho del Viejo Continente que le llevaron desde Italia hasta Flandes, sin olvidar diversas campañas de suma importancia como la guerra de sucesión por la corona portuguesa en 1580.
Hoy en día relegada su figura al menosprecio y olvido hasta el punto de ser uno de los mayores exponentes de la Leyenda Negra Española, El Duque de Alba no cuenta con ningún tipo de monumento, estatua u homenaje ni si quiera en su propio país aun siendo uno de los mayores contribuyentes a la grandeza del Imperio Español del S. XVI.
Nombre: Fernando Álvarez de Toledo
Apodo: «El Duque de Alba».
Guerras: Guerra contra el Imperio Otomano, Guerra de Esmacalda, Guerra en Flandes, Guerra de Secesión Portuguesa.
Lealtad Flag of Cross of Burgundy.svg España
Fernando Álvarez de Toledo vio la luz un 29 de Octubre de 1507 en pleno desarrollo y expansión del Imperio Español por todo el mundo. Natural de Piedrahita (Ávila) y nacido en una prestigiosa casa española como la Casa de Alba, Fernando Álvarez de Toledo quedó huérfano a los 3 años quedando su educación en manos de la Corte de la Casa de Alba y de su abuelo, del que heredaría directamente el título de duque. Precisamente fue su abuelo quien despertó en el pequeño Fernando la pasión por las armas, el gusto por la disciplina militar, y sobre todo un gran sentido de lealtad y amor a su patria. Tanto influyó su abuelo en la vida del a la postre III Duque de Alba que con tan solo 6 años ya le acompañó a Navarra con el ejército para rendirla. No obstante no sólo era un hombre de armas, también era un apasionado de las letras y un convencido humanista.
A la edad de 17 años Fernando Álvarez de Toledo conseguiría su primera victoria militar al formar parte de un ejército que rindió Fuenterrabía caída en manos francesas, lo que le valió el nombramiento de gobernador de dicha plaza.
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En 1531, Fernando Álvarez de Toledo fue nombrado Duque de Alba, y un año después iniciaría su primera gran misión internacional. Carlos I formó un gran ejército con cerca de 200.000 hombres que marcharía hasta Viena para defenderla de un ataque otomano. Los turcos, claramente inferiores, se retiraron sin oponer resistencia. Fue en 1535, ya con 28 años cuando consiguió su primer gran triunfo en batalla lejos de su patria. Este sería en Túnez, donde el ejército español aplastó sin contemplaciones las defensas de la propia capital, ocupada en aquellos tiempos por Jeireddin Barbarroja, un destacado almirante otomano.
Sin embargo sus aventuras no acabrían ahí, a medida que pasaban los años, el Imperio Español se ganaba más y más enemigos. El próximo ejército en probar las buenas artes del Duque de Alba, sería la Liga Esmacalda, una coalición de países protestantes que se había propuesto adueñarse de lo que hoy es Alemania como punto de partida para extender el protestantismo en Europa. A combatirla se envió al Duque de Alba, quien era ya considerado una figura de vital importancia dentro de la jerarquía del Imperio Español y que al mando de los Tercios Españoles, acabaría rápidamente con aquella coalición derrotando a un gran ejército protestante en la Batalla de Muhlberg.
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Su próximo destino sería Italia donde tras una traición del Papa al Imperio Español permitiendo la entrada de un ejército francés dispuesto a tomar las posesiones españolas en la zona, entró victorioso en Roma derrotando sin mayores dificultades a las tropas papales, la Guardia Suiza del Vaticano. Esta victoria obligó al papa a firmar la Paz de Cateau-Cambresis.
Tras Italia, vendría Flandes, el talón de Aquiles del Imperio Español. En Flandes El Duque de Alba comenzó a labrarse su leyenda negra y su apodo «El Duque de Hierro». El primer episodio fue en Bruselas donde se condenó a muchos integrantes de una revuelta llevada a cabo un año antes. Entre los sentenciados se encontraba el Conde de Egmont, amigo personal del Duque de Alba y comandante de los Tercios Españoles en La Batalla de San Quintín. Al duque de Alba no le tembló el pulso. En Flandes también se llevó a cabo una serie de campañas militares, represiones, saqueos y abusivas tasas e impuestos para mantener las tropas que pusieron al Duque de Alba en el punto de mira del odio de todos los holandeses. Tanto es así que Felipe II le liberó de sus responsabilidades en Flandes intentando dar un giro a la situación optando por una política menos bélica.
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Su última gran campaña sería llevaba a cabo en 1580. El Duque de Alba ya con 73 años, partió de Badajoz con 40.000 hombres hacia Lisboa. Felipe II tenía derechos hereditarios sobre la corona de Portugal y este había exigido dicha corona. La última gran gesta del Duque de Alba fue tomar Lisboa en una acción conjunta con las tropas marítimas comandadas por Don Álvaro de Bazán. La empresa que resultó ser un gran éxito, permitió a Felipe II anexionar al Imperio Español, Portugal y todas sus posesiones. Felipe II de España se había convertido a su vez en Felipe I de Portugal.
Dos años después el Duque de Alba muere en Lisboa por causas naturales.
Como curiosidad, y como ejemplo de la leyenda negra que acompaña a este personaje decir que en ciertas zonas holandesas aún hoy en día se amenaza a los niños con la llegada del Duque de Alba, lo que en España sería «El Coco».
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Fuente: http://www.batallasdeguerra.com/2013/01/fernando-alvarez-de-toledo-el-duque-de.html